lunes, 19 de enero de 2015

SOMOS EL FUTURO

En diciembre tuve la fortuna de verme un rato con mis amigos del Prom 98 del Colegio Champagnat, y no digo la fortuna sólo por los buenos momentos y los recuerdos, sino porque además conversando con algunos de ellos, en especial con César Arbeláez y Rafael González, me recordaron algo muy importante: Somos el futuro.

Cuando estábamos en nuestros últimos años de colegio, nuestros profesores y las directivas del colegio no hacían más que decirnos eso: "ustedes son el futuro del país". Y esa misma frase que parece sacada de la superficie del cajón de todos los discursos educativos tiene todo el sentido, no sólo para los que ahora estamos empezando a asumir una posición que nos permita influenciar en las decisiones del microcosmos al que pertenecemos, sino también para las generaciones que nos anteceden y las que nos siguen: TODOS somos el futuro de nuestro barrio, de nuestra ciudad, de nuestro departamento, de nuestro país y del mundo.

De lo que hagamos y de lo que dejemos de hacer se construye el mañana, el segundo siguiente y el porvenir nuestro y el de los que vendrán después.

Dentro de poco se aproxima una nueva oportunidad para elegir a los que regirán los destinos de nuestros municipios y departamentos; una vez más tendremos la oportunidad de con el sufragio exigir los cambios que necesitamos o de refrendar las buenas gestiones; de nuevo en una papeleta estaremos demostrando que somos el futuro, para bien o para mal. Tenemos una nueva ocasión presente para estudiar a nuestros candidatos y a las necesidades de nuestras regiones para tomar la mejor decisión y tendremos que informarnos debidamente.

Pero no sólo esta reflexión salió de ahí, también he tenido la fortuna de ver muchos emprendedores sociales, ecológicos, industriales, políticos, entre otros, que quieren dar un giro al mundo, llenos de sueños y aspiraciones, llenos de valores que algunos llaman ingenuidad, pero que para los demás soñadores como yo, son manifestaciones de esperanza.

El mundo puede cambiar señores, con nuestra contribución, tal vez no con grandes emprendimientos o resaltando en las páginas de los periódicos, pero sí con pequeñas acciones: No dar $20.000 para no recibir una multa que nos merecemos, respetar la fila, dejar de desperdiciar agua y tener el valor civil de enfrentarnos a las urnas, entre otros, son las contribuciones que nos permiten hacer en nuestro día a día algo para cambiar el mundo y construir el futuro que nuestros profesores pusieron en nuestros hombros.

Así tengamos ahora 15 ó 90 años, el futuro sigue en nuestras manos, convirtámonos en la sociedad civil fuerte, inteligente, deliberante y responsable que todos sabemos que podemos ser. Somos el futuro, asumamos nuestra responsabilidad.