miércoles, 18 de febrero de 2015

DE LA ADOPCIÓN IGUALITARIA Y OTROS DEMONIOS

El día de hoy anunciaron el contenido del tan esperado fallo de la Corte Constitucional en lo que se refiere a la adopción de las parejas del mismo sexo, tema que dió lugar a muchas discusiones y como en tantas otras ocasiones, una polarización extrema.

Argumentos válidos, otros traídos de los cabellos, estadísticas sin sentido, en fin, una discusión sin información suficiente, plagada de prejuicios tanto de los anti como los pro adopción igualitaria. Que es pecado, que el que no lo acepta es un intolerante, etc, etc... el caso es que en muchas ocasiones una facción no toleraba la existencia de la otra, porque sencillamente desde su propio punto de vista el otro no debía existir.

Y así han sido todos los conflictos que ha vivido nuestro sufrido país. En algún momento dije que era intolerante sólo con la intolerancia, pero tal vez eso no tiene sentido, porque aún los intolerantes merecen ser oídos y argumentar en la democracia. El argumento que a más convence gana y cuando el pueblo esté listo para ver el mundo de otra manera, aceptará argumentos distintos.

Contra lo que siempre estaré es contra toda clase de tiranía. Aquella que cree que su punto de vista es el único que debe existir, que debe imponerse a fuego y sangre y que el que piense distinto debe desaparecer del planeta, que no acepta cuestionamiento o pensamiento diverso (de ahí mi choque constante con la extrema derecha y a la extrema izquierda en muchos temas).

Obviamente como pueblo, estos otros demonios: el proceso de paz, las corridas de toros, mi no tan favorito alcalde de la ciudad, la religión, las regiones, los partidos tradicionales vs los nuevos partidos, la derecha y la izquierda, capitalismo y comunismo, progreso vs naturaleza, en fin, todos los puntos en que podemos diverger pueden separarnos en miles de grupos opuestos si no aprendemos a convivir con los que piensan distinto y dejar de celebrar a rabiar cuando las aspiraciones del grupo opuesto son aplastadas.

Somos un país maravilloso y cabemos todos, tal vez en un momento prevalezca una idea sobre otra y debemos aceptar nuestra realidad con gallardía. Enfrentemos nuestros propios demonios con tolerancia y sobre todo no dejemos que demagogos tiranos logren que compremos ideas sin estudiarlas. Más  bien busquemos una paz digna, equilibremos los derechos de los animales y los de los humanos, busquemos alternativas de desarrollo sostenible, etc. Sé que muchos de ustedes como yo, amamos esta tierra que cobija nuestro estandarte tricolor.

A mis amigos de la comunidad LGBTI, en quienes reconozco grandes personas, con altísimos  valores y considero aptos para ser estupendos padres, de parte de este muy católico heterosexual liberal, un abrazo sincero, no se rindan, no se resientan y sobre todo no dejen de creer en Colombia y en ustedes.

Hasta la próxima.