lunes, 19 de mayo de 2014

Para qué propuestas!

A menos de una semana de que nos toque enfrentarnos a los tarjetones y decidir sobre qué cara marcar la equis, los candidatos que lideran las encuestas se han dedicado a enterrar el debate y convertir esto en una campaña a lo gringo: mucho escándalo y pocas propuestas.

Es más, si se acuerdan un poco de la anterior campaña presidencial, hubo espacios para debates abiertos entre los candidatos, en donde no sólo se midieron propuestas contra propuestas, sino el talante de aquellos que pretendían ser los que rigieran los destinos de nuestro país. A esta altura ya habían habido varios debates, hoy, estamos a la expectativa de un debate de última hora el próximo 23 de mayo.

El problema de este debate es que seguramente los candidatos y los medios de comunicación se centrarán en los escándalos que enlodan las campañas y le han quitado todo tipo de gallardía y de seriedad a este proceso electoral tan delicado. No es por nada, pero solamente vamos a elegir el cargo más importante de la nación.

Lo peor, al menos desde mi punto de vista, es que mi partido (al que pertenezco de corazón, pero de momento y hasta que los vientos internos cambien, no lo haré de forma activa) se ha integrado al escándalo y a la falta de propuestas, a las campañas de desprestigio y de atacar a la persona y no a lo que propone, los ideales enterrados debajo de afirmaciones vacías de odio (cosa que critiqué mucho también de un alcalde que también apoya ahora el partido y que es curiosamente aliado de quien era su detractor, candidato-presidente). El liberalismo sigue en crisis y me temo que en parte ha sido porque se han tomado decisiones erradas al momento de ofrecer apoyos o generar enemistades, en momento históricos en donde se han producido serios retrocesos del que otrora fuera el partido líder del país, en pos del clientelismo y la politiquería. No en vano el jefe de debate de nuestro presidente recomendó que no hubiera debate.

Pero más allá de estas breves líneas sobre la pobre posición del partido liberal en estas lides, lo que ha quedado claro es que las propuestas son el segundo, tercer o enésimo plano para los medios de comunicación, sin considerar que afectan directa o indirectamente a la mayoría de votantes.

El hecho de que varias de las propuestas de Clara López pretendan hacer que el Estado asuma cargas que se ha demostrado que no está en capacidad de llevar; o que Marta Lucía Ramírez en algunas de sus propuestas contra la corrupción haga sentir la venida de una nueva inquisición; o que las propuestas de Peñalosa, pese a sus buenas intenciones, hablan de meterle gerencia al asunto, sin decir cómo; o que las propuestas de Zuluaga tengan un fuerte tono guerrerista; o que, al menos desde el punto de la página web de Santos, no haya propuestas sino promesas, son hechos que para la mayoría de los colombianos se han tornado irrelevantes.

Señoras y señores, no hay necesidad de propuestas. Toca ver cuál sale mejor del escándalo, porque estamos dejando que nos pongan una venda en los ojos para que no podamos ver más allá de las noticias que traen mejor rating. Que si este o aquel son criminales, ciertamente debe importarnos, pero hasta que no haya pruebas y haya habido un proceso, es un problema de la justicia. Que si en esta campaña hubo o no problemas de dineros calientes, es otro tema para la justicia. Tristemente estamos dedicados a condenar con la poca o nula información con la que nos alimenta la prensa

A ustedes, queridos electores, los invito a que vean un poco más allá del escándalo, que piensen no sólo en quién están eligiendo, sino para qué lo están eligiendo. Recuerden que los valores que se encuentran en las propuestas van a ser los valores que regirán al Estado colombiano y nuestros destinos como país.

Definitivamente como va la cosa seguiré en el voto en blanco, porque nunca he creído en la teoría de escoger al menos peor. Porque creo firmemente que Colombia se merece lo mejor.

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