viernes, 17 de junio de 2022

¿Por Qué Votar?



Los colombianos estamos en un grado de saturación sin precedentes con esta campaña presidencial. Los videos, memes, WhatsApp, los fanáticos de las campañas que como Testigos de Jehová tocan nuestras puertas informáticas con el mensaje del único salvador (que es su candidato), las noticias, las estrategias sucias, los discursos reiterativos, las listas interminables de defectos de los candidatos.

En este momento, muchos solo queremos que las elecciones del 19 de junio pasen y que ya sepamos quién ganó (aunque también vendrán semanas de mensajes de pánico y redes sociales llenas del típico mensaje de "País de Mierda" o "País sin Memoria").

Hace pocos días tuve un momento pasional en el que al ver la campaña sucia de Petro que me llegó como publicidad viendo noticias, decidí, por solo ese hecho, que votaría por el otro candidato. ¿Pero es eso lo que debería mover mi voto: la rabia contra los publicistas y estrategas de la campaña? No digo que odio el juego de la manipulación, no lo admito en ninguna parte de mi vida, pero eso no debe definir mi voto, pues ese es el juego que juegan únicamente TODOS.

Nos hemos convertido en la sociedad que vota al son del influencer, del rumor y del tweet, no creo que las redes sociales sean malas, el problema es que no hemos aprendido a masticar lo que nos sirven y pasamos entero para procesarlo por el estómago de las pasiones y no por la razón, que sería el ideal de la democracia.

Dicho lo anterior, sé que por más que queramos decir que los seres humanos somos racionales, la verdad es que la mayor parte de nuestras decisiones son instintivas (no me lo crean a mí, pero miren cuantiosos estudios sobre marketing, psicología y negociación que dicen esto), por eso, lo que mejor vende votos es el miedo.

Desde principios del siglo pasado nos vendían que si un partido u otro ganaba (cuando se trataba de trapos rojos o azules) el país se iba  a acabar, incluso decían que los liberales iban a convertir a Colombia en un país comunista (¿se imaginan al camarada César Gaviria o al camarada Álvaro Uribe - que fue liberal?). Lo cierto es que muchos de esos miedos resultaron al final infundados y las campañas de miedo solo sirvieron para retener a los votantes que por instinto le creen primero al miedo que a la esperanza.

En este momento debo decir que no veo en los candidatos uno que me convenza del todo, sus personalidades resultan poco cercanas a lo que esperaría de un presidente de la República, la forma autocrática en la que uno u otro habla, el discurso de odio hacia una clase (sea social o política), el debate de defectos y no de ideas, no es lo que quisiera comprar para votar por quien llevará las riendas del poder ejecutivo del país.

Miro las propuestas y unas parecen cuento de hadas y las otras sin sustento o conocimiento. Miro un candidato y me parece pésimo ejecutivo, miro al otro y me parece que es de la política de ejecutar así toque pasar por encima de lo que sea, me encantaría votar por Petrolfo si pudiera sacar lo bueno de cada uno, pero el problema es amalgamar lo malo de ambos.

No pretendo decirles aquí si votaré en "Pingo", en "Petro" o en "Pa' ninguno", esa decisión creo que la tomaré finalmente horas antes de ir al cubículo de votación. 

Leer las propuestas completas puede ser un excelente ejercicio, pero finalmente, como ha pasado tantas veces y es lo que ha sembrado tanta desesperanza: las propuestas son promesas de campaña que puede que no se ejecuten al final y que dependen de la capacidad de ejecución del candidato y de su equipo, de la forma en la que sepa manejar las relaciones con las demás Ramas del Poder Público (recuerden, es una democracia, no una monarquía y el presidente no decide todo lo que pasa en el país) y de los resultados que se darán en los 4 años de gobierno y lo que se proyecte para los años que vendrán (el pensamiento a corto plazo es lo que hace que muchas promesas de cambio se queden ahí, porque se piensa en el gobierno de turno y no en el país).

El por qué votar, considero que es algo personal, algo de consciencia, por lo que no daré una lista o una fórmula mágica de qué debería hacer un colombiano racional y demócrata al momento de acudir a las urnas a elegir presidente (a todas estas, no existe), pero finalmente sí se debe pensar en por qué no votar: no debemos votar por miedo; no debemos votar porque un candidato nos caiga bien o no; no debemos votar porque tengamos una obsesión mesiánica con respecto a nuestro candidato o una visión apocalíptica del otro; y definitivamente no debemos votar por presión. Debemos votar con la convicción de que elegimos lo mejor para Colombia, que nuestro voto cuenta (sea en suma, en resta o en protesta) y que pase lo que pase, el pueblo colombiano no es un ente pasivo que dejará que un presidente haga lo que quiera, pues somos gente verraca y frentera... pero sobre todo, debemos votar con la esperanza de que nuestro voto va a hacer de Colombia un lugar mejor.




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