jueves, 21 de marzo de 2024

LA RULETA RUSA CONSTITUYENTE




Soy profundamente crítico del gobierno y especialmente del presidente Petro por su falta de gestión, pero principalmente porque en ocasiones se comporta como niño: la culpa es siempre de alguien más (generalmente la extrema derecha o entidades como Panam Sports, que tenía que esperar a que le incumplieron dos pagos, porque en la cabeza del presidente no cabe que si son dos cuotas, cuando no se paga la primera ya se incumplió), si no se hacen las cosas como él quiere está dispuesto a llevarse la pelota (o los recursos del Metro y otras obras) y, si va perdiendo prefiere voltear el tablero y cambiar de juego (como es la reciente propuesta de la constituyente).

La propuesta de convocar a una Constituyente, que es un flagrante engaño a muchos que votaron por él a pesar de las muchas voces que decían que podría intentar cambiar la Constitución al acomodo de sus intereses, pues públicamente dijo varias veces que no llamaría a una Asamblea Nacional Constituyente, además es una soberana pataleta: cuando se dió cuenta de que el único escenario que estaba convencido de poder manejar por su experiencia, que era el Congreso  (pues la experiencia de la Alcaldía de Bogotá sí era mejor que la quitara de la hoja de vida y de la memoria) le salió mal, entonces ya el Congreso no le sirve y no quiere jugar, es una propuesta absolutamente peligrosa, es acomodar las reglas de juego al antojo de quien gane las votaciones.

El señor Presidente apela a lo que en su imaginario fue un cheque en blanco de los que votaron por él, (de los que muchos votaron también porque no les gustaba la alternativa, no por estar de acuerdo con el candidato, como suele ocurrir en las elecciones de Colombia desde hace años, ante la falta absoluta de un líder que nos una y no nos divida) para citar al "pueblo" a votar por lo que no pudo lograr en el Congreso y lo que jurídicamente no puede hacer como dictadorcito a punta de decretos y estados de emergencia, con el convencimiento febril de que el pueblo seguirá comprando su discurso y hará lo que diga el Presidente, pues eso es lo que espera de todos los que lo siguen, razón por la que no ha podido tener consejeros, sino club de fans (craso error de liderazgo).

Y aquí, nosotros, los que seguramente salgamos a votar si siguen apostando con el futuro de Colombia, tenemos un revólver con una bala apuntando a la cabeza de la democracia, aunque debería decir que tiene dos balas, porque le están apostando las instituciones y la Constitución a las fuerzas de Petro o las fuerzas de la extrema derecha que cada vez se va a entusiasmar más con la idea. 

Es especialmente peligroso esto en un país tan claramente dividido, con tanta desinformación y falta de pensamiento crítico, no embrutecidos por los medios de comunicación (aunque el que sean tan sesgados en ocasiones no ayuda), sino llevados por sesgos de confirmación en donde dos youtubers y dos citas falsas (al Quijote, a Sócrates y a Dostoyevski les habrán metido al menos 10 frases que dijeron después de décadas o siglos de haber muerto, a punta de publicaciones de Instagram o WhatsApp) pesan más que artículos y libros y hacen suficiente convencimiento para salir a defender la causa de su dudosa verdad, el resultado es impredecible, pues la conclusión será manipulada por tendencias y hashtags con lo que finalmente no ganará el país o la democracia, sino quien pueda manipular más.

Lo peor es que al final no va a importar quién gane: tenemos una buena Constitución, mejorable en algunos aspectos y definitivamente con mejores sustanciales en su aplicación, pero que tiene reglas claras para el ejercicio de la democracia y la defensa de nuestros derechos. A pesar de esto,en este escenario que parece cernirse sobre nosotros, están jugando con Colombia como al póker, el problema, al final, es que el que gana se lleva todas las fichas y al pueblo realmente no le va a dejar nada más que un hueco por donde pasará la bala contra la democracia.

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